Bitcoin no desperdicia energía

¿Cuántas veces ha escuchado las instrucciones de seguridad antes de un vuelo comercial estándar? Probablemente se las sepa de memoria, pero cada vez, antes del despegue, los asistentes de vuelo indican a los pasajeros que viajan con niños que se pongan primero la máscara de oxígeno y luego atiendan a los niños. Instintivamente, es contradictorio. Lógicamente tiene todo el sentido del mundo. Asegúrese de poder respirar para que el niño que depende de usted también pueda respirar. El mismo principio se aplica a la función de coordinación del dinero en una economía y a los recursos necesarios para proteger esa función. En una advertencia de seguridad más filosófica, la azafata puede decir: "por favor, asegúrese de que la oferta monetaria sea segura para que podamos seguir coordinando la actividad de millones de personas para construir estos aviones híper complejos que le brindan la oportunidad de siquiera contemplar el problema que estoy a punto de explicar”.

Volveremos a esto, pero nunca espere entender la justificación de la cantidad de energía que consume Bitcoin sin antes desarrollar una apreciación del papel fundamental que desempeña el dinero en la coordinación de la actividad económica. ¿Qué es el dinero? ¿Cómo funciona? ¿Cómo debería funcionar? ¿Cuál es su función en la sociedad? Si no se ha detenido a hacer estas preguntas, no podrá empezar a comprender el peso del problema que Bitcoin pretende resolver. Y sin una apreciación del problema, el coste de asegurar la solución nunca parecerá justificado.

Cualquier número de espectadores preocupados levanta la bandera roja sobre la cantidad de energía consumida por la red de Bitcoin. Esta preocupación surge de la idea de que la energía consumida por la red de Bitcoin podría utilizarse para funciones más productivas, o que simplemente es mala para el medio ambiente. Ambas ignoran la magnitud fundamental de cuán crítico es realmente el consumo de energía de Bitcoin. A largo plazo, puede que no haya un uso de energía mayor y más importante que el que se despliega para asegurar la integridad de una red monetaria, en este caso, la red de Bitcoin. Pero eso no impide que aquellos que no entienden el enunciado del problema expresen sus preocupaciones.

"La naturaleza fundamentalmente derrochadora de la minería de bitcoins significa que no tiene una solución tecnológica fácil".

"En el contexto del cambio climático, devastadores incendios forestales y huracanes sin precedentes, vale la pena hacernos preguntas difíciles sobre el impacto ambiental de Bitcoin".

Consumo de energía de Bitcoin

Para su información, Bitcoin está protegido por una red descentralizada de nodos (computadoras que ejecutan el protocolo bitcoin). Los nodos económicos dentro de la red generan, validan y retransmiten transacciones, así como validan y retransmiten bloques de bitcoin (grupos de transacciones secuenciados en el tiempo). Los nodos mineros realizan funciones similares pero también realizan la función de prueba de trabajo de bitcoin para generar, resolver y transmitir bloques al resto de la red. Al realizar este trabajo, los mineros validan el historial y proporcionan una función de "limpieza" para las transacciones actuales, que luego todos los demás nodos verifican para determinar su validez. Pensemos en la función de compensación de la Reserva Federal de Nueva York, pero de forma completamente descentralizada cada diez minutos (en promedio).

El trabajo realizado requiere enormes cantidades de potencia de procesamiento aportada por mineros de todo el mundo, que funcionan las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Este poder de procesamiento requiere energía. A modo de contexto, a 75 exahashes por segundo, la red bitcoin consume actualmente aproximadamente entre 7 y 8 gigavatios de energía, lo que se traduce en ~9 millones de dólares por día (o ~3.300 millones de dólares por año) de energía a un costo marginal de 5 céntimos por kWh (estimaciones aproximadas) 1 . Según los promedios nacionales de EE.UU., la red bitcoin consume tanta energía como aproximadamente 6 millones de hogares. Sí, definitivamente es mucha potencia, pero también es lo que protege y respalda la red bitcoin.

1 N. de T.: el artículo original es de 2019. En el momento de la traducción, a nivel global, el conjunto de mineros de bitcoin está generando en torno a 498 exahashes por segundo. Este número es una medida de la capacidad de procesamiento total de todos los ordenadores especializados en minar bitcoin, en los que particulares y empresas han decidido voluntariamente invertir. El número de hashes (operaciones matemáticas) del conjunto de los mineros es una variable más acertada para medir la robustez y seguridad de la red de Bitcoin que la potencia o el dinero total empleados, ya que existen equipos mineros con muy distintas eficiencias económicas (hashes/€) y energéticas (hashes/KW)

¿Cómo podría justificarse tanta energía? ¿Y qué consumirá bitcoin cuando mil millones de personas lo utilicen? El dólar funciona bien, ¿verdad? Bueno, esa es la cuestión: no es así. Estos recursos se están dedicando a solucionar un problema que la mayoría no entiende que existe, lo que hace que justificar el costo de un derivado sea un desafío. Para ayudar a aliviar el dolor de los ambientalistas y los defensores de la justicia social, a menudo señalamos una serie de argumentos para que parezca más aceptable:

  • Una parte importante del consumo de energía de bitcoin se genera a partir de recursos renovables.

  • Bitcoin estimulará la innovación en el desarrollo de tecnología y recursos de energía renovable.

  • Bitcoin consume energía que de otro modo se desperdiciaría, o si no, se quemaría por flaring 2 .

  • Bitcoin consume sólo la energía que el mercado libre decida a un precio de mercado libre.

  • Bitcoin consume recursos energéticos que de otro modo no sería económico desarrollar.

  • La naturaleza de la demanda de energía de bitcoin mejorará la eficiencia de las redes energéticas.

2 N. de T.: El flaring o “quemado en antorcha” es la solución menos mala para con los gases residuales en plantas petroquímicas, refinerías, etc. No sólo contamina enormemente el medio ambiente, sino que se desperdicia energía, que no es económicamente viable emplear de otro modo. El minado de Bitcoin está emergiendo como una alternativa económica que, además, reduce la cantidad de gases de efecto invernadero como metano o dióxido de carbono.

Estas consideraciones ayudan a enumerar por qué una simple visión de que el consumo de energía de bitcoin es necesariamente un desperdicio o necesariamente malo para el medio ambiente no pasa la prueba proverbial. Sin embargo, sin una apreciación de la enormidad del problema monetario que Bitcoin pretende resolver, el coste marginal nunca podría justificarse. Bitcoin representa una solución a los problemas sistémicos que existen dentro de nuestro marco monetario heredado y depende del consumo de energía para funcionar. La estabilidad económica depende de la función del dinero y bitcoin proporciona un marco monetario más sólido, razón por la cual no hay un uso de energía a largo plazo más importante que asegurar la red bitcoin. Entonces, en lugar de ampliar los numerosos contrapuntos individuales de la opinión dominante, no hay mejor lugar para centrarse que el problema considerado desde principios básicos: el problema monetario o el problema global de quantitative easing (QE o flexibilización cuantitativa), ver aquí .

La función del dinero

El problema del dinero es enorme, aunque la mayoría de la gente no lo reconozca. La mayoría puede sentirlo en su vida diaria pero no puede identificar la causa raíz. Trabajar más duro, más horas, endeudarse y apenas salir adelante. Tiene que haber una manera mejor, pero para identificar una solución, primero hay que ver y comprender el problema. El problema que existe es con nuestro dinero y el impacto que tiene en la sociedad es generalizado.

Sin entrar en detalles de qué es el dinero (léase El Patrón Bitcoin o “Shelling Out” de Nick Szabo ), podemos describir más fácilmente su función en la sociedad. El dinero es el bien que facilita la coordinación económica entre partes que, de otro modo, no tendrían una base para cooperar. En pocas palabras, es el bien que permite que la sociedad funcione y nos permite acumular el capital que mejora nuestras vidas, que adopta diferentes formas para diferentes personas. Hay un dicho que dice que el dinero es la raíz de todos los males, pero como lo describe más apropiadamente Hayek en Camino de servidumbre, el dinero es un agente de libertad.

"El dinero es uno de los mayores instrumentos de libertad jamás inventado por el hombre".

Friedrich A. Hayek, Camino de servidumbre

Más específicamente, el dinero es el bien que permite la especialización y la división del trabajo. Permite a los individuos perseguir sus propios intereses; es la forma en que los individuos comunican sus preferencias al mundo, ya sea en el trabajo o en el ocio, y es lo que crea el “rango de elección” que todos damos por sentado. Nuestra economía moderna se basa en la libertad que proporciona el dinero, pero el resultado final es un sistema altamente complejo y especializado.

Para simplificar el concepto, Milton Friedman explica la complejidad de un lápiz (ver aquí), detallando cómo ningún individuo es capaz de producir un lápiz de mina estándar. Detalla la madera necesaria, la sierra para cortar la madera, el acero para hacer la sierra, el mineral de hierro para hacer el acero, el plomo, la goma para el borrador, el anillo de latón, la pintura amarilla, el pegamento, etc. Explica cómo hacer un solo lápiz requiere la coordinación y cooperación de miles de personas, incluidas personas que no hablan el mismo idioma, que probablemente practican diferentes religiones y que incluso podrían odiarse entre sí si alguna vez se conocieran en persona. Y explica que la capacidad de cooperar está en función del sistema de precios y del bien económico que llamamos dinero.

Haciendo abstracción del lápiz, consideremos ahora la complejidad de nuestra economía moderna. Desde automóviles hasta aviones, Internet, teléfonos móviles e incluso el supermercado local. Las cadenas de suministro modernas son tan complejas y tan especializadas que requieren la coordinación de millones de personas para cumplir cualquiera de estas funciones básicas. La orquestación de toda esta actividad que alimenta el comercio global sólo es posible gracias a la función del dinero.

Un ejemplo vivo: Venezuela

Venezuela ofrece un ejemplo macro y micro tangible del papel vital que desempeña el dinero en la coordinación económica y la disfunción que sigue cuando un bien monetario falla. Venezuela es uno de los países más ricos en petróleo del mundo, pero como resultado final de la degradación monetaria, la moneda venezolana se ha hiperinflado recientemente. A medida que su moneda se ha deteriorado, las funciones económicas básicas se han desmoronado hasta el punto de que conseguir alimentos en los supermercados o recibir atención médica básica ya no es básico. Es una crisis humanitaria total y, en su raíz, es una función de que Venezuela ya no tenga una moneda estable para coordinar la actividad económica y facilitar la producción de los bienes que necesita para comerciar dentro de la economía global.

¿Cómo se relaciona esto con bitcoin y el consumo de energía? Al ser un país rico en energía, el petróleo era (y es) el principal producto de exportación de Venezuela; o más bien, el bien que necesita producir para poder comerciar. A pesar de ser uno de los países más ricos en energía del mundo, la producción de petróleo de Venezuela está cayendo en picado.

Venezuela ya no puede importar la tecnología ni coordinar los recursos que necesita para extraer su principal moneda comercial (el petróleo). Esto ha provocado un deterioro significativo de su economía local, perjudicando su capacidad de producir la electricidad necesaria para alimentar sus propias redes energéticas, provocando apagones prolongados e impidiendo la prestación de servicios básicos como energía, agua potable o atención sanitaria.

Lo que está ocurriendo en Venezuela es devastador y es función del deterioro económico causado por la hiperinflación. La degradación monetaria distorsiona el mecanismo de precios de una moneda, lo que luego crea desequilibrios económicos. A medida que se deteriora la coordinación económica, se perturban cadenas de suministro complejas, lo que da lugar a una disminución de la oferta de bienes reales (por ejemplo, alimentos en las estanterías, producción de petróleo, etc.) y un desequilibrio entre la oferta y la demanda. A medida que se crea más dinero, los bienes reales se vuelven relativamente escasos en comparación con la oferta de dinero, lo que provoca que la función misma del dinero se desmorone. Los individuos tienen un desincentivo para mantener moneda a medida que los bienes reales se vuelven cada vez más escasos, y en lugar de eso eligen vender moneda lo más rápido posible, creando una corrida hacia las necesidades básicas y provocando que la moneda se hiperinfle. Esto es de primero de “deterioro económico por manipulación monetaria”.

La aplicación del mundo desarrollado

Ahora, muchos sentados cómodamente en el mundo desarrollado mirarán a Venezuela y pensarán: “eso nunca podría suceder aquí”, pero eso ignora todos los primeros principios. Se entienda bien o no, la estructura de mercado del bolívar venezolano o del peso argentino es idéntica a la del dólar, el euro o el yen. La Reserva Federal, el Banco Central Europeo o el Banco de Japón pueden gestionar mejor la estabilidad (por ahora), pero eso no cambia el hecho de que los fundamentos de todos los sistemas de moneda fiduciaria sean los mismos.

Para poner de relieve a Estados Unidos como ejemplo, la Reserva Federal amplió la base monetaria de 180.000 millones de dólares en 1984 a un máximo de 4,2 billones de dólares tras la QE3, un aumento de 23 veces. Debido a la naturaleza de la economía basada en el crédito de la Reserva Federal, la distorsión económica de esta degradación se produjo gradualmente (ver aquí) hasta que la crisis financiera ocurrió repentinamente y, como función de la flexibilización cuantitativa, actualmente nos asomamos más al mismo precipicio. Si cree que el mundo desarrollado no se encuentra en una situación precaria o no está sujeto a una base monetaria similar a la de Venezuela, respetuosamente señalaría a los pacientes cero: la Reserva Federal, el BCE y el Banco de Japón. A menudo, la fe depositada en estas instituciones es ciega tanto a los primeros principios como al sentido común, pero considere la siguiente cita de un economista residente de la Reserva Federal durante el período posterior a la crisis financiera y cuando la Reserva Federal estaba en la mitad de la etapa de crear $3,6 billones de dólares nuevos como parte de la flexibilización cuantitativa:

"Además, solo quiero enfatizar que creo que las brechas en nuestra comprensión de las interacciones entre el sector financiero y el sector real son profundas".

David Wilcox, economista de la Reserva Federal (agosto de 2011)

Una revisión honesta de la historia demuestra el mal humor de quienes están a cargo de administrar nuestras economías desde el comando central. Si bien admitieron profundas lagunas en su capacidad para comprender las implicaciones de las acciones tomadas en la economía real, la respuesta fue continuar por el mismo camino (pero en mayor medida) esperando un resultado diferente: la definición de locura. Ahora, al afrontar las consecuencias de la respuesta a la crisis, podemos elegir entre dos grandes contrastes. A) una forma de moneda de planificación centralizada que está diseñada para perder su valor; o B) una moneda descentralizada con un suministro fijo. Esto último conlleva costos en forma de consumo de energía, pero la externalidad positiva será la estabilidad económica a largo plazo.

Estabilidad económica a través del consumo de energía

La estabilidad económica futura es fundamentalmente la razón por la que no puede haber una fuente más importante de demanda para el consumo de energía que la seguridad del sistema monetario de bitcoin, especialmente cuando las alternativas (dinero fiduciario o fiat y oro) son estructuralmente defectuosas. Si esperamos a ver los signos de hiperinflación, ya estamos perdidos. Pero Venezuela no es sólo un ejemplo de lo que sucede como resultado de la hiperinflación, es un ejemplo vivo de la importancia de la producción de energía para el funcionamiento de la sociedad. Se requiere cierto aporte de energía para todo lo que consumimos en nuestra vida diaria. La coordinación de esos insumos de energía depende de la fiabilidad y estabilidad del dinero que utilizamos.

Ignore su café de la mañana por un minuto y piense en lo básico: agua potable, saneamiento, alimentos, medicinas, atención médica básica, etc. La coordinación de los recursos para brindar estos servicios básicos depende de un sistema monetario que funcione. Cuando un sistema monetario deja de funcionar, empieza a pasar lo mismo con la coordinación e incluso con el tejido social. Si la base de todo comercio es la energía, y si necesitamos dinero para coordinar el comercio, el mayor y mejor uso de esa energía debería ser primero proteger el sistema monetario: primero ponerse la proverbial “máscara de oxígeno” y luego pasar a los dependientes. Asegure las bases del comercio y luego concéntrese en todos los derivados.

Cualquier preocupación sobre la cantidad de energía que consume o consumirá Bitcoin es una pista falsa. No es que debamos sacrificar la electricidad que de otro modo podría alimentar los hogares; más bien, es que nunca tendremos la electricidad para alimentar esos hogares si no tenemos un sistema monetario fiable para coordinar la actividad económica y reunir recursos. En la práctica, bitcoin prácticamente no competirá por los mismos recursos energéticos que alimentan las funciones productivas y de consumo básicas de nuestra economía (no es una ecuación de suma cero); en cambio, la función de bitcoin como sistema monetario garantizará que esas mismas necesidades energéticas puedan seguir siendo satisfechas.

Lo que sería malo para la sociedad es que más países se deterioraran hasta llegar al desastre económico y humanitario que es Venezuela, donde no se pueden proporcionar servicios humanos y de salud básicos de manera fiable. Y no se trata de presentar una visión draconiana o un futuro distópico; más bien, se trata de articular la importancia y la interconexión tanto de la función monetaria como de la función energética en economías complejas y altamente especializadas.

"Si evita que ocurra un caso de hiperinflación como el de Venezuela [...], el consumo de energía de bitcoin sería la mejor ganga que jamás haya tenido la humanidad".

Bitcoin representa un interruptor de respaldo para la arquitectura actual del sistema financiero global y pronto será su motor principal. Dejando de lado los riesgos sistémicos que actualmente afectan a nuestro sistema financiero, bitcoin es un sistema monetario fundamentalmente más sólido desde cero, y está asegurado por la producción y el consumo de energía. No es necesario creer que el destino del dólar será el del bolívar venezolano para reconocer la importancia y la interacción entre la estabilidad de una función monetaria y la producción de recursos energéticos que satisfacen las necesidades económicas básicas. Y el riesgo inherente incluso a la posibilidad de hiperinflación es tan negativamente asimétrico que el precio del consumo de energía de bitcoin tiene un costo relativo pequeño.

Bitcoin consumirá todos y cada uno de los recursos energéticos necesarios para asegurar su red monetaria, que está inherentemente impulsada por la demanda básica de mantenerlo como moneda. Cuanta más gente valore la estabilidad a largo plazo que proporciona, más energía consumirá. Al final, este consumo garantizará que todos los demás derivados del consumo de energía se sigan cumpliendo, razón por la cual no hay uso de energía a largo plazo más importante que asegurar la red bitcoin. Poner precio a la estabilidad económica y a la libertad económica que proporciona un sistema monetario estable; esa es la verdadera justificación de la cantidad de energía que bitcoin debería consumir y consumirá. Todo lo demás es una distracción.

Artículo original publicado en inglés en el blog de Unchained Capital
Traducido al español por Álvaro de la Peña

Join the conversation

or to participate.